lunes, 21 de diciembre de 2009

Fascinación

Siempre me ha maravillado el enigma de las pinturas pompeyanas. Uno atiende a los rostros dibujados en los frescos y se ve de inmediato embargado por el misterio. ¿Qué es lo que miran? ¿Qué es eso que les hace desorbitar los ojos?



Hace unos días escuché a Saramago decir que lo que buscaba con su literatura era desasosegar, algo que va muy en consonancia con otro famoso autor portugués. Esta frase me hizo pensar. Al principio me identifiqué con Saramago. Desasosegar (algo que tiene que ver con lo inhóspito, con el tan traído 'unheimlich') es una de las tareas que le impongo -no siempre- a mi escritura. Pero pensé un instante más tarde que no era exactamente eso, que al desasosiego había (en mi caso particular, al menos) que añadirle la belleza, y que esos dos ingredientes (desasosiego+belleza) componían la fórmula mágica de la literatura que más me interesa. Creo que la fascinación es precisamente eso, desasosiego más belleza, algo que tiene que ver con la imagen del principio. Luego me viene a la cabeza una frase que pronunciaba mi madre en algunas ocasiones en las que de niño contemplaba la tele. Muchacho, entorna los párpados, que se te van a salir los ojos. La mirada de las pinturas pompeyanas se parece efectivamente a la de alguien fascinado ante la pantalla del televisor. Lo que todavía no he conseguido descifrar es qué es lo que miraban esos personajes retratados en los muros de Pompeya.

8 comentarios:

Esther Cabrales dijo...

Sólo estaban asustados.

Anónimo dijo...

¿Entonces, según la teoría estética, descartas para tu escritura lo sublime y te quedas exclusivamente ocn lo bello o hablas de "belleza" desde una manera más genérica, simplista?

Quebonyt

hautor dijo...

Cuando hablo aquí de belleza uso un término genérico. Es cierto que discernir qué sea eso de 'belleza' resulta del todo peliagudo. Lo sublime, es cierto, es una categoría inevitable en cuanto uno se mete en estos berenjenales. Sin duda la mirada de los personajes pintados en los frescos equivaldría a la contemplación de lo sublime potencial (Hegel dixit). Esto podría corresponder a 'lo desasosegante'. Ante ello el artista debe poner coto a esta impresión y hacer de ello un sublime matemático (Hegel, de nuevo), darle forma, en definitiva. Ahí está la parte correspondiente a la belleza. En realidad, la teoría del 'shock' de Benjamin no es más que una versión de la teoría de lo sublime llevada al París del XIX. Bueno, no sé si respondo a tu cuestión, aunque yo siempre agradezco las buenas preguntas.

Anónimo dijo...

Hombre, la respuesta ha estado bastante mejor que la pregunta.
También era por picarte un poco... a veces merece la pena deternerse un poquito en "berenjenales" teóricos, no le dedicamos el tiempo que merece y soltamos palabras bien gordas!!!.
Enhorabuena por tus libros.

Quebonyt

Hautor dijo...

Bueno, creo que los libros -cuando hablamos de literatura- explican las cosas mejor que la teoría.

Un saludo.

periferia uber alles dijo...

para mí la literatura (que me gusta) es también desasosiego y belleza. no digo nada más

Isabel Martínez Barquero dijo...

Desasosiego más belleza. Exquisita dualidad que, a mí, también me impacta, como los frescos pompeyanos.
Me has enganchado con esta entrada y sus guiños ocultos. Con tu permiso, aquí me quedo.
Un saludo.

hautor dijo...

Ésta es tu casa, Isabel. Gracias por tu palabras.

Un saludo.