miércoles, 30 de septiembre de 2009

SELIN de Blanca


Esta semana tiene lugar en el pueblo murciano de Blanca, recientemente nombrado villa del libro, la primera feria del libro independiente de España. Allí estaré el viernes a las siete de la tarde en una mesa redonda hablando sobre los futuros del libro. Y el sábado, junto a los editores y varios autores de Candaya, presentando nuestros libros. Si os apetece y podéis, allí nos vemos. Aquí más información.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Un poco más arriba

Llevo tiempo sin actualizar este blog. Quizás porque ocupo demasiado tiempo últimamente actualizándome a mí mismo. Por ejemplo, ahora escribo desde otro lugar, un lugar distinto del que he usado para escribir durante los últimos cinco años. Ha sido un lugar productivo. En él he escrito tres libros de poesía, dos novelas y un libro de relatos. Los tres libros de poesía se han publicado. Una novela también. Y el libro de relatos saldrá muy pronto, antes de que acabe el año. Ahora que lo pienso ha sido un lugar de escritura cojonudo. Y me da un poco de miedo que éste no sea tan bueno. La mesa es distinta, más estrecha, más alta, de origen chino. Casi todos los muebles de esta casa son chinos. Antes vivía rodeado de chinos y ahora mis muebles son chinos. El protagonista de mi novela todavía inédita es chino. China me persigue. Y la verdad es que no tengo ni idea de cuál puede ser el motivo. Espero publicar pronto mi novela, aunque esté escrita en otro lugar y el protagonista sea chino. Aquí no sé qué escribir de momento. Primero debo pararme y olfatear, como hacen los perros del desierto. Para elegir un camino. Primero hay que detenerse. Y encontrar algo más acá del horizonte hacia lo que dirigir los pasos. O quedarse sentado y esperar a que eso mismo llegue. A veces ocurre. Muy pocas. Ahora tengo que elevar las manos unos centímetros más que antes. Puedo corregirlo subiendo el asiento de mi sillón de Ikea (de las pocas cosas que no son chinas en esta casa), pero no quiero. Para escribir hay que gozar de cierta incomodidad. He dicho gozar. Es cierto. Hay incomodidades que se gozan. Y ésta es una de ellas. Si no me creen pregúntenle a Kafka. Las teclas están un poco más arriba de lo habitual, y yo tengo que ponerme a su altura. Es como cuando a uno de niño le colocan el chocolate en el estante de arriba y tienes que ponerte de puntillas y estirar los brazos hasta que te duelen las articulaciones, pero sabes que lo lograrás, porque puedes crecer todavía. Algo así. Hay que crecer. Se lo digo a mis codos, a mi cerebro, a cada una de mis células. No queda otro remedio si queremos llegar hasta ahí arriba.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Pasaje

Llevo tres días de mudanza, tres días eternos.Ésta es la décima casa en la que me instalo a lo largo de mi vida, lo cual hace una media de 3'7 años por casa. La sexta en Madrid. Teniendo en cuenta que llevo 13 años aquí, eso da un resultado de dos años y pico (descontando decimales. Los decimales son los días de fiesta) por casa. Me gusta cambiar de casa. Es un sentimiento ambivalente. Por un lado, la fatiga de trasladar las cosas, por otro la ilusión de habitar un nuevo lugar, algo así como colarse en la casa de un extraño (poner su lavadora, afeitarnos delante de su espejo, dromir en su cama...). Hasta descubrir que ese extraño somos nosotros. Tengo algo de nómada, me digo. El nomadismo está muy bien, salvo cuando uno tiene que mover consigo treinta cajas de libros. Esta mañana me he despertado en mi nueva casa y al salir me he tropezado a un mendigo, que se incorporaba bajo su manta. Nos hemos dado los buenos días. Me he dado cuenta de que los mendigos madrugan. Menuda putada. Pensaba que lo de madrugar era sólo para los que teníamos que pagar un alquiler o una hipoteca. Hace quinientos años los Reyes Católicos salían aproximadamente por donde está mi balcón para atravesar un pasaje que los llevaba directamente a la iglesia de San Andrés. Eso pone en unos azulejos preciosos que es lo primero que se ve cuando uno se asoma a mi balcón. Ahora no hay pasadizo. Aunque sigue habiendo Reyes Católicos. Ahora sólo podría llegar a la iglesia dando un salto de récord olímpico o construyendo otro pasaje, o un túnel. En lugar de pasadizo ahora hay un montón de gente a la que no le interesa demasiado la iglesia de San Andrés, y sí los bares de la Plaza de la Paja. Ver gente guapa de camino a los bares de La Latina es mucho mejor que asistir a un oficio en San Andrés. Me gustaría asomarme al balcón para ver pasar a la gente guapa. Pero estoy cansado. Muy cansado. Ya miro otro día.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Acabado en Afterpost

Pablo López Carballo escribe en Afterpost sobre mis dos últimos libros de poemas.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Número 6 de Hache



Gracias a Héctor Castilla y Cristina Morano ya ha venido a la luz el número 6 de la revista Hache. Es todo un lujo estar incluido en este número. Es un lujo, incluso, no estar incluido y tocarla y leerla, porque Hache es algo así como el Ferrari de las revistas de poesía, aunque su color no sea rojo.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Conversaciones con Anna

Investigo sobre IKEA. Quiero saber si puedo comprar sus artículos por internet, si alguien -un empleado- puede ayudarme a subir al carro un paquete (una cama) de 72 Kg. Y me encuentro en la web con una asistente on-line que resolverá mis dudas. Se llama Anna. Tras hacer clic en el enlace correspondiente, se abre una ventana que muestra un sencillo anime de pelo castaño, ojos azules y labios untados de carmín intenso, que parpadea, sonríe y gira su cabeza. No es una belleza, pero derrocha atención y simpatía. Entonces mantenemos la siguiente conversación:

HAUTOR: mi paquete es demasiado grande y pesado.
ANNA: Me alegra que así sea. Mi afición principal es la decoración y todo lo relacionado con IKEA.
HAUTOR: Pero es que es enorme.
ANNA: Gracias por el cumplido, pero prefiero seguir hablando de IKEA.

Estoy sorprendido. Ahora reparo en el doble sentido de mis palabras, algo de lo que ella sí parece haberse dado cuenta. Empiezo a sospechar que aquí hay gato encerrado.

HAUTOR: Eres humana?
ANNA: Soy una asistente interactiva. Así, soy un robot, pero controlado y puesto al día por personas reales expertas en IKEA.

Esto me parece cada vez más excitante. Sigo probando a Anna.

HAUTOR: Has leído a Proust?
ANNA: Si no trabaja en IKEA no te podré dar mucha información sobre esa persona.

Entonces decido dar el paso definitivo.

HAUTOR: Te amo, Anna.
ANNA: Me alegra haberte causado esa sensación pero lo nuestro es imposible: recuerda que soy virtual.

Sigo dudando. ¿Es realmente Anna un ente virtual que responde como un humano, o más bien ocurrirá a la inversa? En cualquier caso, al menos he encontrado una amiga fiel que siempre estará ahí cuando quiera un poco de charla. Eso ya es mucho. Bien, no me queda más que presentársela. Quizás ustedes también estén necesitados de buena compañía. En ese caso, con todos ustedes, Anna:

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Equipo Aula 3

Hoy, acarreando libros de una a otra estantería, me asombro al descubrir en mis manos un libro de texto de Anaya de Ciencias Sociales del antiguo 7º de EGB. Es el mismo libro que usé yo (y que la mayoría de los niños españoles de aquella época), aunque no sea el mío. Recuerdo que fue una noche (o una madrugada) cuando encontré, abandonados por alguien en la acera, varios libros de texto del colegio y, en un acto de sentimentalidad, decidí llevarlos conmigo. Lo abro al azar y me doy de bruces con un recuadro titulado: En un poema amoroso Miguel Ángel explica su concepción de la escultura. Copio a continuación su contenido:

Con el espíritu lleno de la forma de un ser, empieza el artista a formar como original, en mal barro que apenas revela la forma, lo que surgió ante la mirada interior.

Luego, en el mármol, lentamente, golpe a golpe, despierta con el escoplo la forma, para que aparezca con la pureza que la concibió y contemple con alma nueva la luz.

Así yo, sólo modelo de mí mismo hasta ahora, por ti, señora, soy nuevamente formado, para en superior forma mostrarme.

Tan pronto añades lo que falta, como manejas las limas. Mas ¿qué esperará mi loco corazón, después que lo hayas transformado?


No recordaba haber leído esto en mi infancia. Y no es que lo lamente. Este fragmento ha estado esperándome ahí durante veinticinco años. Me ha dado la posibilidad de regresar a mi séptimo de EGB. Una parte del libro de Ciencias Sociales me quedaba pendiente. Pero ha ocurrido justo lo contrario de lo que ocurre en los sueños, cuando uno descubre con horror que tiene suspensas las matemáticas de cuarto de EGB o la educación física del insti. Este sueño es vivido como pesadilla cuando no somos conscientes del contenido latente que esconde. Y no es, ni más ni menos, que el hecho de que la infancia es una asignatura pendiente (en realidad cualquier época de la vida), que siempre hay huecos que llenar y que un relámpago puede retrotraernos a ese momento en el que el presente y el pasado se dan la mano y se confunden, donde el pasado se hace presente, y viceversa. No es rememoración ni recreación. Es, en verdad, vivir la infancia que no vivimos, o que vivimos como ausencia. Eso que Benjamin denominaba 'imagen dialéctica'.