viernes, 30 de enero de 2009

Súpers

Ir a cualquier supermercado tiene algo de experiencia de recolección- depredación. El substrato antropológico del consumo es la caza. Siempre me he preguntado por qué en algunos supermercados la sensación de competitividad, de lucha por la pieza, se agudizaba hasta llegar a conatos de auténtica violencia, mientras que en otros ésta quedaba atenuada, hasta hacerse prácticamente indetectable. Lidl versus Corte Inglés, por ejemplo. La perfecta ordenación de los productos en los estantes, la disposición estructurada de los objetos susceptibles de consumo pretende minimizar esta sensación de competitividad, al tiempo que replican estructuralmente el agrupamiento de las piezas de caza o la fruta en la selva o la sabana. Todos hemos experimentado la incomodidad de aguardar a que un cliente se retire del stand de un producto que nos interesa, el deseo de abalanzarnos sobre él pasando por encima de nuestro 'competidor' encarnado en ese depredador perfectamente adaptado al medio conocido como 'ama de casa'. En la cola que lleva a las cajas lo que nos molesta no es tanto el tiempo perdido, sino la sospecha de que ése que se nos adelantó en la caja de al lado llegará antes con su mercancía para asegurar el éxito de su prole.

6 comentarios:

Sólo digo una cosa dijo...

Los súpers dan para un tratado: desde que entramos por las puertas con el dilema carro-cesta hasta que salimos por caja con el avituallamiento dividido según nuestra particular teoría de conjuntos. Intuiciones bélico-matemáticas...

Saludos,

SDUC

Anónimo dijo...

todo lo que planteas en el post lo sintetiza a la perfección Banski en uno de sus geniales grafittis. No sé poner aquí imágenes, pero si buscáis en google banski cazadores seguro que os sale alguna imagen

Anónimo dijo...

...

Granito dijo...

Ya se que esto no viene muy a cuento pero yo jamás lo he pasado tan bien con esto de los super como en un capítulo de los Roper en que dentro del mismo la Sra. Roper pasaba de su carro al de la vecina un kilo de azucar a la vez que le decía: "Toma, el kilo de azucar que me prestaste el otro día".

Desde luego tiene su lógica..., si trajesemos a un bosquimano y le metieramos en un super nadie deberia extrañarse que empezara a comerse la fruta sin más.

Y eso de poner los productos de primera necesidad al fondo para que consumamos más ¿es un mito? ¿o de verdad somos tan tontos?

Anónimo dijo...

Efectivamente, SDUC. Lo que me sorprende es esa manera de organizar los productos en categorías personalísimas para introducirlos en las bolsas. Para mí es algo insólito. ¿Por qué hacerlo? ¡Una tesis doctoral ya!

Sí, Diego, recuerdo el grafitti de Banski. Cojonudo.

Lo que cuentas, tsutsui, es una auténtica paradoja lógico-económica. Podríamos pasar a denominarla la 'paradoja del súper', e incluirla -por supuesto- dentro de esa tesis doctoral.

Tucuman 846 dijo...

Toda una teoría estética, Sr. Hautor.
Añadiendo algo al post anterior: ¿falta la creación narrativa-poética de la Generación Carrefour-Mercadona?
Jajaja
Saludos